DEL DOMINIO ARCHAE A LA TERRAFORMACION
Por David Serquera Peyró.
El hombre ha soñado siempre con
expandir
sus horizontes. Explorar y conocer
nuestro
planeta fue la empresa principal
hasta el
siglo XX. Habitar otros planetas
será la gran
aventura de los siglos futuros.
Cuando en 1977 Carl Woese propuso a la comunidad científica la idea de que la
vida conocida sobre la tierra está compuesta por tres dominios en lugar
de dos, como hasta entonces se creía, uno de los principios más sólidos
de la biología fue ampliado de manera extraordinaria. Nacido en Syracuse (N.Y)
Woese se doctoró en 1953 en biofísica por la universidad de Yale y tras pasar
nueve años como investigador en distintos laboratorios, finalmente alcanzó en
1964 la universidad de Illinois, donde junto al microbiólogo Ralph S. Wolf desarrollaría
su más importante labor científica.
Hasta 1977 se creía que la vida estaba formada por dos dominios, los eucariotas,
al cual pertenecían las plantas, los animales y los hongos, y los procariotas,
formado por bacterias y archaebacterias, pero Woese desarrolló y perfeccionó un
método que le permitió reconstruir la filogenia de estos géneros, obteniendo
a su vez un sistema válido de clasificación filogenética que le llevó al
sorprendente descubrimiento de que las llamadas hasta entonces Archaebacterias
estaban en realidad más cercanas en el árbol genealógico de la vida de los
eucariotas que de los procariotas y, por consiguiente, más alejadas de las bacterias
que de los hongos, las plantas o los animales.
Fig.1 Arbol filogenético de la vida tras los trabajos de Woese. Podemos observar los tres dominios de la vida con sus géneros y familias, quedando como incógnita todavía sin resolver el antepasado común a todos ellos a partir del que divergieron hace aproximadamente unos 4000 millones de años.
El método utilizado por Woese consistió en la comparación
de las secuencias nucleotídicas(unidades constituyentes de los ácidos nucleicos: ADN
y ARN) de los distintos ARN ribosómicos, obteniendo así una medida evolucionista
válida para la clasificación filogenética de las bacterias y archaebacterias que
alcanzan un período evolutivo de unos 4.000 millones de años. El ARN ribosómico
(ARNr) forma parte de los ribosomas, organelas celulares clave que podríamos comparar
con autenticas fábricas donde se traduce el código genético de todos los seres
vivos en código de aminoácidos, principales unidades básicas que forman las proteínas.
Más de la mitad del peso de los ribosomas está formado por el ARN ribosómico que
realiza funciones estructurales y catalíticas dentro del ribosoma, el resto del
peso constituyente del ribosoma corresponde a proteínas. Mientras que las
proteínas que forman los ribosomas son muy heterogéneas el ARN ribosómico presenta
pequeñas variaciones en su secuencia de unas especies a otras permitiendo mediante
comparación de las mismas, la clasificación filogenética de los distintos
organismos, las secuencias con mayor similitud se encontrarán más próximas en
el árbol evolutivo, siendo las más diferentes más alejadas. Así es como el dominio
Archae se separó definitivamente de los procariotas.
Fig.2. Procesos de transcripción y traducción. Vemos como el ARNr forma parte constituyente del ribosoma.
¿Qué es lo que hace especialmente
interesante al domino Archae no solo para los biólogos evolucionistas,
sino, para las grandes empresas de biotecnología, la NASA, y en general para todos
los atrobiólogos y microbiólogos?
Fig.3. Arbol genealógico del dominio Archae
El dominio Archae proporciona
dos características de especial interés, en primer lugar son microorganismos muy
antiguos, se estima que ya estaban presentes en la superficie terrestre hace unos
4.000 millones de años y en segundo lugar presentan un desarrollo óptimo de sus
funciones biológicas en condiciones ambientales extremas, esto, por un lado nos
permite el estudio del desarrollo de la vida en etapas muy tempranas de la tierra,
donde las condiciones geológicas y atmosféricas eran muy similares a la de los
ambientes extremos de hoy y a la de otros planetas y satélites de nuestro sistema
solar como Marte, Io o Europa, y por otra parte, nos abren un sinfín de posibilidades
dentro del campo de la bioremediación, la biotecnología aplicada a los procesos
industriales y la terraformación. Como dice Robert Richmond de la NASA's
Marshall Space Flight Center: "Siempre tienes que pensar en la utilidad de un
microorganismo para remediar un hábitat, después solo tienes que ponerlo y que
trabaje por ti".
Fig.4. Imagen de Deinococcus radiodurans.Microorganismo perteneciente al dominio Archae dentro de la familia DeinococcaceaeSu característica principal es la de sobrevivir a los efectos letales de las radiaciones ionizantes . El hábitat natural de este microorganismo no se ha determinado con exactitud habiendo sido encontrado en lugares muy dispares entre sí como puedan ser los excrementos de animales o los tanques de refigeracion de las centrales nucleares. Recientemente se ha secuenciado completamente su genoma que puede ser consultado en http://www.tigr.org/ . Tambien ha sido geneticamente alterado para la detoxificación de metales pesados y disolventes orgánicos en ambientes radioactivos.
Existen
varias definiciones de terraformacion, si hablamos de ingeniería planetaria
como la capacidad de alterar el medio ambiente de un planeta para posibilitar
el crecimiento y desarrollo de los organismos terrestres, entonces podremos dividir
este proceso en dos fases, la ecopoiesis, creación de una biosfera anaeróbica
autoregulada, y la terraformación, creación de un clima habitable para
el hombre. Para los científicos este concepto ha evolucionado recientemente de
la ciencia ficción a una posibilidad teórica, de hecho la NASA está considerando
lanzar pruebas de biomicroterraformación a sitios específicos de la superficie
marciana. Todo gracias al descubrimiento de diferentes microorganismos Archae.
Pongamos el ejemplo del planeta Marte: con una superficie rica en metales pesados
y óxidos, junto con elevados niveles de radiación ultravioleta ionizante, a pocos
de nosotros se nos ocurriría pasar siquiera unos minutos en el Ares Vallis
sin una protección extrema, sin embargo, es posible que uno de los más antiguos
microorganismos que pueblan la superficie terrestre pudiera ser el primer viajero
interplanetario en colonizar la superficie marciana, su nombre: Deinococcus radioduranas.
Marte posee una atmósfera muy fina compuesta mayoritariamente por CO2 (95.3%);
N2 (2.7%); Argón (1.6%) y trazas de O2 (0.15%) y H2O (0.03%). La superficie marciana
está formada mayoritariamente por SiO2 y FeO junto con porciones menores de óxidos
de Mg y AL (Tabla.1.). Esta composición atmosférica y del suelo es tremendamente
nociva para los seres vivos tal y como han evolucionado sobre la tierra, ya que
se facilita la desnaturalización de las proteínas (pérdida de su estructura secundaria)
y por otra parte el DNA resulta fracturado.
Tabla.1. Composición de distintos suelos recogidos por la sonda Mars Pathfinder.
¿De
qué forma podríamos transformar la superficie marciana para que sus suelos fueran
menos tóxicos? Necesitamos un organismo resistente a la oxidación, la desecación
y las radiaciones ionizantes, tres características que cumple con creces Deinococcus
Radiodurans, después solo tenemos que introducir en su genoma los genes necesarios
para la detoxificación del medio, y por último, adaptar y extraer mediante
selección natural aquellas cepas más aptas para la supervivencia en el
planeta Marte (Diagrama.1.).
Recientemente Hassan Brim, Sara C.
McFarlan y sus colegas han conseguido crear
con éxito, mediante la incorporación en
el genoma de
Deinococcus radiodurans de un gen de la bacteria Escherichia coli, distintas cepas para la
reducción del mercurio iónico( altamente tóxico) en ambientes radiactivos. También
demuestran como puede ser utilizado el mismo microorganismo para la detoxificación
de mercurio y tolueno, abriendo así la puerta a la creación de microbiofábricas
de descontaminación y transformación múltiple.
Aislamiento de microorganismos candidatos
Selección direccional de subpoblaciones en criaderos marcianos.
Algunos microorganismos sufren modificaciones genéticas para alterar tolerancias fisiológicas o expresar determinadas propiedades útiles.
Los organismos genéticamente modificados sufren selección en criaderos marcianos.Los organismos genéticamente modificados sufren selección en criaderos marcianos.
Introducción en ambiente marciano.
Diagrama.1. Pasos teóricos para la creación de microbiofábricas de terraformación marciana. En el momento actual se contempla como una posibilidad teórica no exenta de riesgos.Por supuesto la escala de microbioterraformación se reduciría como máximo a un pequeño espacio cerrado.
Ante todo esto existe una premisa esencial al margen de las dificultades técnicas y/o económicas que puedan surgir al emprender la terraformación planetaria, y es la constatación de la ausencia de vida antes de la invasión masiva por colonias de microrganismos geneticamente modificados, ya que la idea de una infección interplanetaria genera serios problemas éticos. Otro de los riesgos a minimizar sería la posibilidad de evolución de estos microorganismos hacia formas patógenas para el hombre. Todo esto ha hecho que el comité de protección planetaria de la NASA haya desarrollado unas normas estrictas para prevenir la contaminación de otros planetas
Desde
el punto de vista amateur el campo de la bioterraformación permite el desarrollo
de diversas actividades interesantes. Entre las más atrayentes figura la catalogación
y descripción geológica de los ambientes extremos terrestres y su comparación
con ambientes similares extraterrestres que podamos encontrar en planetas
como Marte, Io o Europa y la ubicación y caracterización de los extremófilos(microorganismos
que viven en codiciones extremas de temperatura, presión, pH, salinidad y radiación)
en sus hábitats terrestres como base de datos para la selección de objetivos y
candidatos para una futura colonización planetaria. Otro de los trabajos factibles
es la comparación tridimensional y secuencial mediante software de visualización
proteica de las distintas extremoenzimas (enzimas extremófilas) entre sí y
con las enzimas con el fin de descubrir las bases estructurales y químicas que
permiten a estos microorganismos sobrevivir bajo condiciones que para nosotros
resultan letales.
Quedan todavía muchos problemas por resolver pero el viaje acaba de comenzar, quizás hoy pueda parecer lejano el día en el que el hombre pueda habitar otros planetas pero fue hace menos de medio siglo cuando logró salir de la tierra y ya no nos acordamos.