CASI TODO SOBRE MARTE: HISTORIA

Ángel Ferrer. Coordinador sección planetaria.

En los siguientes boletines de Huygens pretendo hacer un repaso de los conocimientos que tenemos sobre nuestro vecino planeta Marte. Empezaré con la historia y como ha influido en nuestros conocimientos del sistema solar. Con telescopios pequeños se pueden observar pocos detalles. Con mejores telescopios se cartografió su superficie hasta el límite de ver lo que no existía. La época de los canales y de la existencia de marcianos duró muchos años. En posteriores boletines comentaré los volcanes, los valles, la geología general marciana, el famoso meteorito ALH 84001 y muchas cosas sobre este enigmático planeta.

Desde la más remota antigüedad Marte ha causado una gran expectación. No solo impresiona su color rojo sino su paradójico movimiento en el cielo. Por tener este color se le ha asociado a la sangre, a la guerra, e incluso a la Muerte. Se le ha llamado Ares, el Dios griego de la Guerra, trasformado en Mars por los romanos. El pueblo Babilónico lo identificaba con la estrella de la Muerte: Nergal o Nirgal y los Egipcios lo llamaban Horus el Rojo.

Como buen planeta, se mueve en relación con las estrellas fijas, pero el movimiento de Marte es sorprendente. Como el resto de los planetas se desplaza del oeste al este. Progresivamente va aumentando de brillo. Cuando es muy brillante, detiene su camino y no contento con pararse, retrocede sobre sus pasos y se hace más brillante todavía. A los pocos días nuevamente se detiene, retrocede y vuelve a seguir su camino habitual hacia el oeste disminuyendo progresivamente su brillo. Hace un bucle en el cielo que difícilmente podían interpretar las antiguas civilizaciones. Este fenómeno se repetía cada 2 años y dos meses aproximadamente. Pero no siempre alcanzaba el mismo brillo, en ocasiones llega a competir con el mismísimo Júpiter, mientras que en otras no pasa de ser una estrella de primera categoría. Cada 15 años se hacia extraordinariamente brillante. ¡Un misterio!

Este fenómeno de invertir su dirección habitual, retrogradación, sucede también en Júpiter y Saturno, pero es difícil de apreciar a simple vista. El brillo también se modifica en todos los planetas pero como Marte no había nada igual. Los cambios son muy manifiestos.

Cuándo observamos el cielo, todo él gira, dando la sensación que nosotros somos el centro del universo. La teoría geocéntrica era la predominante durante muchos siglos. En la antigua Grecia se pensaba que las estrellas y los planetas estaban en esferas cuyo centro somos nosotros. Las esferas estaban hechas de material invisible y enlazadas misteriosamente unas con otras. La esfera más interna era la correspondiente a la Luna, la siguiente al Sol, le seguían el resto de los planetas y por último las estrellas fijas. Si describían círculos perfectos en torno a la Tierra ¿cómo es que variaba el brillo de Marte?, ¿por qué, de pronto se detenía, retrogradaba y volvía a continuar?. Las interpretaciones fueron muy variadas. Eudoxo de Cnide hacia el año 370 a.C. ideó un ingenioso sistema que consistía en que cada esfera en rotación estaba articulada por los polos a una segunda esfera que giraba en torno a polos diferentes y esta a su vez a una tercera y a las que fueran necesarias. Con tres esferas explicaba los movimientos del Sol y de la Luna. Se necesitaban cuatro para cada planeta y una sola para las estrellas fijas. Explicaba la retrogradación marciana pero no su cambio de brillo.

Cien años después, Aristarco de Samos propuso el primer sistema heliocéntrico. Las órbitas son circulares y las predicciones de donde iba a estar el planeta en un tiempo futuro no eran nada precisas. Se adelantó a su época y no fue comprendido.

Ptolomeo basándose en las medidas del astrónomo griego, Hiparco, y en las teorías de Apolonio, confeccionó un sistema complejo pero eficaz. Los planetas describen un giro sobre ellos mismos siguiendo un pequeño círculo (epiciclo) y un gran círculo en torno a la Tierra que llamó deferente como se ve en el esquema. (Fig. 1).

Además el centro del deferente no tenía que estar precisamente en la Tierra, podía ser excéntrico a ella. Con esta teoría explicó muy bien los eclipses de la Luna, el cambio de brillo y la retrogradación. Se popularizó con la publicación del libro "Almagesto" que fue la teoría oficial durante la Edad Media y el Renacimiento.

Pasaron muchos siglos sin que se produjera un avance significativo de cómo era nuestro sistema solar. Copérnico en 1543, el mismo año de su muerte, vio publicada su famosa obra De Revolutionibus Orbium Caelestium. El Sol era el centro del universo. La retrogradación y el cambio de brillo de Marte se explicaban fácilmente. (Fig. 2).

Pero no era capaz de predecir correctamente la situación de los planetas. Hacía falta nuevas y más precisas observaciones. Ahí es donde interviene el gran observador visual Tycho Brahé. Nació en 1546, estudió el Almagesto y apreció que las posiciones de las estrellas y planetas eran poco precisas. En 1572 tras observar una nova en la constelación de Casiopea publica un libro con sus observaciones. Durante 30 años anota la posición de innumerables estrellas y planetas con una precisión de 2 a 3 minutos de arco (observación visual, teniendo en cuenta que la Luna mide unos 30 minutos, la precisión es asombrosa). En 1600, un año antes de morir, le visita un joven matemático llamado Johannes Kepler que quería estudiar el movimiento de Marte. Encontró una separación de 8 minutos entre las observaciones de Brahé y las previstas según la teoría vigente. Confió más en las observaciones de Brahe. Esto le condujo a postular lo que luego se conocería como las leyes de Kepler. La primera que descubrió fue la segunda ley que viene a decir que un planeta cubre áreas iguales en tiempos iguales. Después de estudiar durante 6 años las posiciones de Marte, descubre que su órbita se adapta mucho mejor a una elipse que a un círculo. En uno de los focos sitúa al Sol (Primera ley de Kepler). Se pudo descubrir con estas medidas visuales que los planetas siguen órbitas elípticas gracias a que Marte tiene una órbita bastante excéntrica. Lo publicó en 1609. Basándose en estos trabajos el mayor científico de todos los tiempos (en competencia con Eistein) Isaac Newton postula su conocidísima teoría de la Gravitación Universal.

El siguiente acontecimiento en la historia de Marte y en general en la historia de la astronomía es bien conocido: el uso del telescopio por parte de Galileo. Galileo consiguió ver los cráteres de la Luna, los satélites de Júpiter, las manchas solares, las estrellas de la vía Láctea, las fases de Venus y reafirmar el heliocentrismo. Pero de Marte no vio nada, o mejor dicho lo que vio eran todo aberraciones de su instrumento (estamos en 1610). Hay una anécdota poco conocida entre Galileo y Keppler. Ambos eran genios astronómicos pero vivían en países diferentes, con ideas y medios muy diferentes y no se llevaban muy bien. Galileo le envió una carta con un anagrama en latín que era la forma que tenían de enviar mensajes cifrados: el mismo era una sucesión de letras que tenían que ordenar adecuadamente: S m a i s m r m i l m e p o e t a l e u m i b u n e n u g t t a u i r a s. Kepler lo reconstruyó de esta forma: "Salue umbistineum geminatum Martia proles", que significa algo así como que Marte tiene dos hijos que le acompañan. En realidad lo que había querido enviar era: Altissimum planetam tergeminum observavi, es decir que el planeta más distante (Saturno) tiene forma triple. Menos mal que Keppler no contaba aun con telescopio (se lo había pedido varias veces a Galileo) pues nunca hubiera conseguido ver los satélites de Marte. Es bien conocido que Galileo volvió a mirar a Saturno y no tenía la forma triple sino circular, con lo que se enfadó y no lo volvió a observar. No llegó a conocer las verdadera forma de Saturno con sus anillos.

Francisco Fontana en 1636, fue el primer astrónomo que realizó un dibujo de Marte. Era bastante sencillo: un círculo perfecto con un punto negro en el interior. Lo que observó no eran manchas, era todo una aberración de su telescopio, pero tuvo el mérito de ser el primero en dibujarlo. (Fig. 3). Le pareció de color rojo y con llamas. Pensó que después del Sol era el astro más caliente del sistema solar.

Es curioso que cuando hacemos observaciones populares de Marte los curiosos observadores lo ven naranja-rojo y si está un poco desenfocado o con muchas turbulencias lo definen como si se estuviera quemando. Las siguientes observaciones corresponden a los padres Jesuitas Zucchi y Bartoli en 1640 y 1644. Lo mismo: aberraciones de la óptica. Entre 1651-55 varios autores, Hevelius, Riccioli y Grimaldi describen algunas manchas obscuras en el pequeño disco marciano.

Pocos avances hasta que llegó nuestro querido Christian Huygens (1629-1695), astrónomo holandés, descubridor del verdadero carácter de los anillos de Saturno, de su luna Titán, de la teoría ondulatoria de la luz y de muchas cosas más de física y astronomía. Poseía un refractor de 3.5 metros de distancia focal que le permitía 50 aumentos. Llegó a construir un telescopio de distancia focal de 63m, con la finalidad de evitar la aberración de las lentes. En la oposición de 1659 en concreto el 28 de noviembre apunta al planeta apreciando una mancha oscura en forma de V. Acababa de descubrir la Syrtis Major. (Fig. 4).

La fue observando hasta que determinó un periodo de rotación próximo a las 24h. El dibujo es también bastante sencillo. De todas formas hay que decir que la oposición de ese año se produjo en diciembre, lo que significa que era muy mala. El diámetro de Marte fue sólo de 17 segundos de arco. El siguiente hallazgo tuvo lugar el 13 de agosto de 1672 (oposición sin duda mucho mejor, llegando a los 23 segundos de arco), dibujando no solo la mancha en forma de V sino también la mancha blanca que representa el polo austral de Marte. Por tanto es el descubridor de al menos uno de los polos de Marte. (Se duda si Cassini lo dibujo antes). Ver dibujo. Poco antes de morir postula la teoría de que en Marte debe haber vida, tanto vegetal como animal. Sus habitantes deben estar adaptados a las frías temperaturas que existen allí. Jean Dominique Cassini. Fue contemporáneo de Huygens (1625-1712). Estudia al planeta Marte en varias ocasiones sobre todo en la oposición de 1666, realiza numerosos dibujo pero de una calidad bastante pobre sin poder definir sombras concretas. Deduce que el periodo de rotación es de 24h y 40 minutos que se acerca mucho a la realidad (24h 37 m 22s). Compara sus medidas de posición del planeta con las tomadas por otro francés, Jean Richer y obtiene la paralaje de Marte y por consiguiente la distancia al Sol y a la Tierra. Así mismo calcula que tiene un diámetro dos veces inferior a nuestro planeta. (Fig. 5).

Durante el siglo XVIII se hicieron pocos avances en el estudio de Marte. Maraldi, sobrino de Cassini, empleaba objetivos refractores de una distancia focal tan larga para evitar las aberraciones, que el telescopio no tenía tubo. La lente se colocaba en una torre y el ocular a mano, muchas veces unido por un cable. Herschel intentó descubrir satélites marcianos sin conseguirlo.

El siguiente avance va ligado a un descubrimiento óptico, la lente acromática en la que casi todos los colores se focalizan en el mismo punto dando unas imágenes más nítidas. Lo inventó un abogado londinense llamado Chester Moor Hall en 1733. Aficionado a la óptica, imagina una lente compuesta por dos: una dispersa el rojo hacia el violeta y la otra al contrario. Como es desconfiado, encarga cada lente a una tienda distinta. Lo que no sabía es que los dos encargos le llegaban al mismo óptico: Georges Bass y claro, se sorprendió por el doble trabajo y le faltó poco para comprobar las maravillas de la nueva lente. Los colores eran reales y definidos pues casi toda la luz converge en un punto focal. A pesar de este descubrimiento pasan años de sequía astronómica marciana. En l830 los astrónomos alemanes Wilhelm Beer y Henrich Madler vuelven a estudiar con detalle la superficie del planeta con un telescopio de 10 cm. Diez años después publican una carta con coordenadas: paralelos y meridianos Dibujan una docena de sombras en su superficie. La nomenclatura es algo incomoda pues designan los detalles superficiales como a, d, g, mp y eph. O sea difícil de recordar. (Fig. 6 a y b).

En 1858 el padre Angelo Secchi estudia los detalles superficiales de Marte desde el telescopio del Vaticano. Descubre las calotas polares y las bandas negras que observa en su superficie. Cambia los nombres asignados previamente y en vez de "a" le llama canal de Franklin, la región mp pasa a ser Mar de Marco Polo, la región eph pasa a ser el Mar de Cook. Sospecha la presencia de nubes en su atmósfera.

Cinco años después, 1867, Anthony Proctor en colaboración con Dawes publica una carta mucho más precisa con 45 detalles identificables. Por analogía con la Tierra, nombra los de color claro, amarillo-anaranjado como continentes y los más oscuros como mares o relacionados con el mar: islas, bahías,... Dawes se reserva un continente, un mar, una isla y una bahía con su nombre propio. (Fig.7)

Ni que decir tiene que en las siguientes cartografías desaparecen: el mar de Dawes pasa a ser de Newton, etc.

Se confirma la existencia de atmósfera, las variaciones de los casquetes polares sugieren una circulación de vapor de agua, ... hay mares y tierras, ... el periodo de rotación es de poco más de 24 h. Estamos sin duda en una replica de nuestro planeta.

Llegamos a una época fascinante en la historia de Marte. Nos referimos a los estudios de Giovanni Virgino Schiaparelli (1835-1910) (Fig. 8).

Schiaparelli descubrió un asteroide al que bautizó como Hesperia, hizo importantes observaciones de cometas que pensó que tenían una composición diferente a los asteroides, se podían fragmentar, dejando una cola de residuos que podían chocar con la Tierra, relacionándolo con las lluvias de estrellas fugaces. Pero no hubiera pasado a la historia si no hubiera popularizado sus observaciones sobre Marte. Utiliza un refractor de gran calidad de 22 cm de apertura, que le permitía trabajar con 320 y 470 aumentos. En 1877 tuvo lugar una oposición muy buena del planeta Marte. Aprecia unas líneas negras que van de un mar (regiones más oscuras) a otro atravesando los continentes (regiones más brillantes). Utiliza el termino de "canali" para designar a estas bandas. Esto crea una enorme confusión pues se puede traducir como canales de origen natural, como brazos de mar ( Canal de la Mancha), o bien como canales artificiales de conducción de agua. Descubre posteriormente que en muchas observaciones aparecen nuevos canales o ciertas manchas cambian de intensidad o tamaño, incluso los canales se desdoblan, lo que se llamó la "geminación de los canales". Después de estudiar intensamente Marte durante 12 años, publica en l888, un plano en el que describe un sin número de canales. Cambia toda la nomenclatura. Solo conserva la denominación de continentes a las zonas más claras y mares a las más oscuras. Era un apasionado de la historia de la Biblia y de la cultura helénica, con su mitología. Da nombres como Hellas (Grecia), Ausonia (Italia), Prometheus, Ollimpus, etc. En 1892, oposición muy buena descubre que los canales también atraviesan los océanos.. La cartografía de Marte se complica enormemente con más de 1000 detalles con nombres propios (Fig. 9 y 10)

Liais en 1878 propone que existe vegetación y Pickering piensa que en vez de océanos se deberían llamar ¡bosques!. La idea no prosperó.

En la misma oposición de 1877, el astrónomo Asaph Hall descubre dos pequeñas lunas. Desde años atrás se pensaba en su existencia. La Tierra tiene 1 satélite, Júpiter 4 y por tanto a Marte le correspondía dos para seguir la armonía celestial. Hall y su mujer eran maestros que habían dejado su trabajo para dirigir el Observatorio Astronómico Naval de Estados Unidos situado en la "hondonada brumosa", (no parece un buen sitio para situar un telescopio). Era un refractor de 66 cm, el mayor de la época. Afanosamente intentaba localizar una luna en Marte. Las noches eran malas. La buscaba muy próxima al planeta. Cuando el desanimo hacia mella, su mujer Angelina Stickney insistió en que siguiera observando hasta que obtuvo recompensa. Una pequeña estrellita fue su primera luna y le siguió una segunda unos días después. Las denominó Fobos y Deimos, que en la mitología Griega era los caballos que tiraban del carro del dios de la Guerra. La traducción de Fobos y Deimos sería algo así como Miedo y Terror. Es curioso que tienen una magnitud de 11.5 y 13, es decir visibles con un telescopio de aficionado sino fuera por la cercanía de un planeta tan brillante. Casi seguro que las vieron anteriormente pero no las supieron identificar como satélites marcianos. (Fig. 11)

En Francia se hace eco de los trabajos de Schiaparelli el gran astrónomo y divulgador científico llamado Camille Flammarion. Su Astronomía Popular de 1877 fue libro de texto durante muchos años. En 1862 escribió "La pluralidad de los mundos habitados" y una segunda obra en 1908 sobre "El planeta Marte y sus condiciones de habitabilidad". En el primer libro Marte apenas ocupaba unas cuantas páginas, mientras que en el segundo eran casi 600. ¿Qué había pasado? En estos años Marte se hizo muy famoso, los canales, su geminación, sus cambios de color, sus tormentas... hizo pensar que estaba habitado. Hasta tal punto Camille Flammarion pensó que si llegásemos a Marte no encontraríamos mayores diferencias que las que percibe un europeo que se traslada a Australia. Para él los canales eran ríos, quizás rectificados por sus propios habitantes.

Pero el mayor impulsor y divulgador de la ciencia marciana fue Percival Lowell ( 1855-1916) (Fig. 12).

Abandona la carrera de diplomático. En 1894 con su fortuna personal funda el observatorio de Flagstaff en Arizona. En 1900 ya había designado mas de 400 canales. Aprecia que las zonas oscuras presentan variaciones en sus contornos y en la intensidad del color: tienen variaciones seculares y estacionales. Las variaciones seculares persisten durante meses o años y cambian rápidamente. Las variaciones estacionales se suceden cada año marciano con cierta regularidad. Los casquetes polares disminuyen de tamaño en el verano e incluso llegan a desaparecer. Las manchas oscuras se hacen más intensas y su tonalidad pasa de gris a ocre, al verde, y a veces al lila. Es fácil deducir que puede existir algún tipo de vegetación que lo justifique. Los mapas eran cada vez más complejos y con más detalles. Los canales eran demasiado rectilíneos para no ser artificiales. Postula la idea que el planeta se va secando y sus habitantes tienen que realizar canales para conducir el agua desde los polos hasta las zonas desérticas de la superficie marciana. La humanidad marciana está muy civilizada y ha conseguido que no existan guerras. Todo el planeta es un solo estado. Tienen ingenieros que activan las bombas de agua para que llegue de los polos hasta el ecuador a través de los canales. Lógicamente no vemos los canales sino los campos cultivados de regadío adyacentes a los mismos. En el cruce de dos canales se formaban como oasis con abundante vegetación.

Esta tan arraigada la idea de la existencia de los marcianos que a principios de siglo una señora acaudalada dejó 100.000 francos oro a la Academia de Ciencias de Paris para la primera persona que comunicara con otros planetas, ¡exceptuando Marte! Pues le parecía demasiado fácil.

Hay otro pensador M. Bergeret que se preguntaba "si en el planeta Marte los seres vivos son más bellos que en la Tierra y los espíritus más grandes". ¡Genial! Con este ambiente propenso a la existencia de los marcianos, Herbert George Wells escribe la novela "La guerra de los mundos", basada en la idea de que el planeta Marte se está muriendo de sed y sus habitantes deciden conquistar nuevos mundos, o sea nuestra Tierra. (Fig. 13).

En 1907, Earl C. Shipper obtiene las primeras fotografías de Marte. Los canales no se ven por ningún sitio. Solo se ven manchas más o menos oscuras de bordes irregulares, nada definidos, y en absoluto rectilíneos. La teoría de los canales se tambalea.

Eugene Antoniadi, en 1909, con un poderoso refractor de 81 cm confirma la ausencia de los canales de Marte. Realiza un mapa muy detallado y realista del planeta. Renombra Numerosos accidentes de su superficie. (Fig. 14).

Con él acaba una época en la que se daba por sentado la existencia de vida inteligente. Ni con el mayor refractor construido nunca, el de Yerkes de 1m ni con el reflector de metro y medio de monte Wilson se conseguían ver los canales. ¡Eran demasiado potentes para verlos! Descubre también la presencia de nubes en su atmósfera, situadas a varios kilómetros de altura y con velocidades de varios kilómetros por segundo. Pero el no ver canales no significa desolación completa. Describe la región oscura de la Gran Syrte como un campo de trigo verdeante.

Los canales en realidad fueron pura apariencia, ilusiones ópticas en el límite de la visión. Muchas estructuras de su superficie parecen alineadas. Por ilusión óptica la mente humana tiende a representarlas como líneas rectas. El instrumental empleado era relativamente pequeño y los astrónomos utilizaban demasiados aumentos, incluso por encima del limite teórico. La perdida de luminosidad, junto con los defectos de construcción y la inestabilidad atmosférica creaba pronto un cansancio visual. Varias manchas alineadas se interpretan como una línea rectilínea y por tanto un canal. Hubo un experimento de colocar un dibujo semejante a Marte con múltiples zonas oscuras en una clase. Los alumnos de las filas más lejanas tendían a agruparlos en formas geométricas y líneas. Pero es que Marte es muy difícil de observar. Hay que tener en cuenta que el disco de Marte en las mejores condiciones (25") equivale a un disco de 25 mm aproximadamente una moneda de 100 pesetas situado a 206 metros. Si empleamos un telescopio que permita 100 aumentos, es como si viéramos la moneda a 2.06 m. Si empleamos 200 aumentos la situamos a solo 1 metro, necesitamos 400 aumentos para verla a 50 cm y apreciar sus detalles. Un refractor con buena óptica permite unos aumentos entre 1X y 1.5X el diámetro de la lente expresado en milímetros. Para estudiar Marte se necesita un buen telescopio de al menos 30 cm de diámetro. He representado a Marte como un círculo de unos 25 mm en el siguiente esquema para comparar (Fig. 15).

Los descubrimientos sobre el planeta se suceden lentamente.
- Las primeras medidas de temperatura de la superficie se realizan a partir de 1922. Obtienen unas cifras de 50 a 80 grados bajo cero. Solo en ocasiones llegan a superar ligeramente los 0 grados centígrados.
- En 1933 determinan la ausencia de cantidades apreciables de oxigeno y de vapor de agua en la atmósfera.
- Postulan la presencia de una fina capa de polvo.
- Calculan que la presión atmosférica es muy tenue, de escasos milibares, equivalente a la que existe en la Tierra a 30.000 metros.

Pero estos hallazgos en contra de la vida en Marte son poco trascendentes. La idea de que existen marcianos sigue viva en la población. Es de destacar la emisión radiofónica de Orson Welles.(Fig. 16)
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El 30 de Octubre de 1938 describió la invasión de los marcianos, basándose en la novela de Wells. A pesar de avisar en repetidas ocasiones y de anunciar en los descansos que era todo imaginación, la histeria colectiva se desató. La gente salía de sus hogares buscando refugio, llamadas a la policía, etc. La historia se repitió de nuevo el 14 de Febrero de 1949 en Quito ( Ecuador). La reacción del público fue mucho peor. Hubo un motín que acabo con el asalto e incendio de la emisora. Pérdida de 20 vidas humanas y la ruina del edificio con todo su contenido. El director de la emisora, ante el cariz de los acontecimientos se tiró por la ventana y resultó gravemente herido. Se detuvo a 15 personas y a dos de los dirigentes de la emisora. ¡Menos mal que no vinieron los marcianos! En Lisboa, el 25 de junio de 1958 volvieron a retrasmitir el programa y tuvo que ser suspendida la emisión por las alteraciones del orden público.

En 1953 se crea el Comité Internacional de Marte. Después de estudiar en profundidad y revisar cien mil fotografías, llegan, en 1957, a varias conclusiones: semejanza de la atmósfera marciano y terrestre, casquetes polares compuestos por una capa profunda mineral, otra media de hielo y una superior de nubes; presencia de regiones oscurecidas por la lluvia; posibilidad de vida en Marte, diferente de la terrestre; e iluminación con luz azul desconocida en ciertas partes del astro.

Surgió también la teoría de que uno de los satélites de Marte, Phobos era una nave espacial. La teoría la propuso el astrofísico soviético Yosif S. Shlovskii en 1959. Al estudiar la órbita de Phobos observa que se va acortando, es decir cada vez está más próximo al planeta. Phobos dista solo 5.900 Km. de la superficie marciana y recorre la orbita en 7h 39 minutos. Visto desde Marte cruza todo el cielo en pocas horas. La explicación que se dio es que era frenado por las altas capas de la atmósfera. Pero a esa altura es tan tenue que solo se justifica si Phobos tiene muy poca densidad, inferior a 0.001 gr/cm3, lo que se traducía en que debía estar hueco. Decir que Marte tiene un satélite hueco es postular la presencia de naves extraterrestres. Esta explicación que evidentemente es falsa era muy tentadora para explicar una vida marciana. (la explicación verdadera la podréis leer en el próximo). Está previsto que dentro de aproximadamente 50 millones de años Phobos impactará en la superficie marciana creando otro cráter o bien se desintegre previamente formando un hermoso anillo.

En la edición de 1963 de Astronomía Popular, dirigida y coordinada por Gabrielle Camille Flammarion, secretaria de la Sociedad Francesa de Astronomía leemos párrafos tan memorables como: "... Pues bien, ¡qué planeta seria habitable si Marte no lo Fuera! Como una Tierra en miniatura, parece que Marte ha sido puesto ante nuestros ojos para fortalecer la creencia en otros planetas habitados, al comprobar sus numerosos puntos de semejanza con nuestro Globo: movimiento de rotación análogo, periodicidad de las estaciones, ..., cambios estacionales en cuanto al color de sus paisajes y la extensión de los casquetes polares. No se precisarían tantas coincidencias para hacer de este vecino un pariente próximo. Y de esto a creer que, por analogía, Marte está habitado por seres como nosotros, no hay más que un paso". A pesar de los descubrimientos en contra insiste en la misma idea. " Hoy tenemos suficientes razones para afirmar que las especies terrestres más evolucionadas, los animales superiores, incluido el hombre, morirían casi inmediatamente sometidos a las condiciones que privan en Marte. Pero ello no impide pensar que pueda existir una vida organizada en otra forma y pueda desarrollarse, evolucionar y perpetuarse, siempre que se adapte...." y si falta poco "Más adelante expondremos ciertos detalles que abogan a favor de la existencia de vegetación marciana"

Con esto llegamos a 1964. Estados Unidos lanza una nave espacial, la Mariner 4. Llegó al año siguiente. Con un primitivo sistema de grabación envió 19 fotografías desde una distancia mínima de 8.800 Km. La trasmisión duró más de una semana. Las dos primeras no se veían prácticamente nada. La expectación subió hasta límites increíbles. ¿Veríamos marcianos con ciudades, campos cultivados, y obras de ingeniería .....? ¿ Se confirmaran las ideas de los distintos astrónomos anteriormente descritas? Los canales marcianos ¿existen en realidad? ¿Los satélites de Marte son en realidad naves espaciales? Me imagino que sabéis las respuestas pero las veremos detalladamente en próximos boletines.

Bibliografía comentada:
- Francisco Anguita. Historia de Marte. Mito, exploración, futuro. Editorial Planeta 1998. Libro imprescindible en la biblioteca de un buen aficionado. En Castellano. Muy didáctico.
- http://www.nirgal.net En Francés. Muy buen sitio en Internet. Temas claros, de fácil lectura.
- William Sheehan. The Planet Mars: A History of Observation and Discovery. The University of Arizona Press, Tucson. Se puede conseguir íntegra y gratuitamente, (tiene copyright) en http://www.uapress.arizona.edu/online.bks/mars/contents.htm Es un libro monográfico sobre la historia del planeta Marte. Está todo.
- Camille Flammarion Astronomía Popular. Editorial Montaner y Simon 1963. Libro clásico para repasar.
- Y por supuesto muchos artículos en nuestra revista Huygens.

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