Un Cometa para el verano

Por Javier Peña

Los que durante la primavera del 96 y el verano del 97 tuvieron la curiosidad de mirar al cielo, observaron uno de los mayores espectáculos que el cosmos nos puede ofrecer; la visión de un cometa. El Hyakutake primero y el Hale-Bopp después, fueron sin duda los cometas más brillantes que cruzaron nuestros cielos oscuros en muchos años. Pero desde entonces nada de nada, ni un solo cometa que mereciese la pena. Estos ayunos son de los más corriente. Pues sí, así es. En cambio, lo acontecido entre 1996 y 1997 es un suceso extraño. Dos cometas espectaculares en tan poco tiempo fue todo un acontecimiento histórico. De hecho, desde que soy aficionado a la astronomía (y de eso hace muchos años) sólo un cometa se dejó ver. Bueno, digo ver por decir algo. El conocido cometa Halley tenía más fama por su nombre y por lo que ha representado en la historia de la astronomía que por su vistosidad. No cabe duda que cuando nos visitó era ya un cometa muy viejo y por tanto había perdido gran parte de su masa volátil causante de su luminosidad.

Bien, pues desde el 97 hasta la fecha, ningún otro cometa había deleitado nuestros ojos. Y digo hasta la fecha porque ahora se nos presenta una oportunidad de ver uno, o al menos para aquellos que se perdieron al Hyakutake y al Hale-Bopp. Se trata de 1999 S4 LINEAR, un nombre nada sugerente impuesto por su descubridor: un sistema automático de búsqueda formado por distintos observatorios. No va a ser el gran cometa de fin de siglo, ni tan siquiera va a ser un gran cometa (desde el punto de vista observacional). Pero al menos será visible a simple vista, si las predicciones no yerran.  Se estima que a mediados de julio su magnitud puede rondar la 4ª lo que hace que se encuentre en el límite de visibilidad (tened en cuenta que se trata de un objeto difuso) en nuestros cielo. 

 

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Boletín Huygens
Nº 25
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