DEL HOMO ASTRONOMIS AL HOMO FABULIS

Por Josep Emili Arias

"Hacemos importante a nuestro mundo gradas al valor de nuestras preguntas y a la profundidad de nuestras respuestas"
Carl Sagan, in memorian. Cosmos 1980

Desgraciadamente, gran parte de la sociedad necesita consumir y recrearse en el asombro y la fascinación por lo inexplicable. La Ciencia y su explicación cuestan más de vender y puede llegar aburrir, ya porque requiera un poco más de atención o porque el divulgador domina mucho los números y la ecuación pero no el verbo. Ojalá en la Historia hubiesen habido más Tales de Mileto, Demócrito, Arquímedes y astrónomos aficionados como Alfonso X el Sabio o más recientemente, matrimonios como Carl Sagan - Ann Druyan y sin olvidar a nuestro científico-divulgador Juan Pérez Mercader. Hay gente obsesionada y fascinada en la predicción de su destino, creyente en la astrología, que no quieren admitir ni comprender que situándose en el centro de la totalidad de un eclipse solar, se contempla que detrás del sol eclipsado por la luna nueva no está la constelación zodiacal a la que se pertenece según la astrología. Qué sabrán los astrólogos del movimiento de precesión en nuestro eje terrestre.

Aunque para tal constatación es mucho más sencillo consultar cualquier manual o programa de astronomía. Estas creencias no solo son "tragadas" por la gente ignorante, sino que incluso el Diccionario Anaya de la Lengua define Leo como: Quinto signo del zodiaco que el Sol recorre (aparentemente) del 22 de julio al 22 de agosto. Algunos señores lingüistas prefieren convivir con su ignorancia, con poco celo profesional y confabular ante ciertos tecnicismos, que el preguntar a la Ciencia por dónde y cuándo se pasea nuestra estrella (aparentemente). El Sol entra en la constelación de Leo el 12 de agosto. Y luego dicen que solo fallan las Humanidades.

Ya lo dijo un escritor: "Existe un quinto jinete más en el Apocalipsis, la IGNORANCIA.

El horno astronomis no solo es aquel que posee grandes aberturas telescópicas, sino el que disfruta de contemplar y comprender el espectáculo celeste. Recuerdo que hace bastantes años, en el mes de julio, volviendo de madrugada de una fiesta con mis amigos, dije al que conducía que parase el coche pues la noche resultaba oscura y transparente, bajamos (alguno a regañadientes) y les propuse que mirasen encima de sus cabezas la bóveda celeste en línea norte-sur y al explicarles que esa banda ancha y brillante que cruzaba todo el firmamento no eran nubes altas, sino que estaban contemplando y por primera vez su propia galaxia vista desde dentro. Yo no pude ver si se quedaron con la boca abierta, aunque sí sé que dos dejaron de mascar chicle durante algunos minutos, luego y dentro del coche me preguntaron por qué a nuestra galaxia la llamamos Vía Láctea.

Salvo en ocasiones concretas, la Ciencia y la Razón cuestan de vender y divulgar pues tiene un serio competidor que es el consumo de revistas con desinformación paranormal, esotérica, seudocientífica y ufológica, en donde por ejemplo sé permiten el capricho de decir que la Luna puede estar hueca, con lo que a Newton le costó sacar y justificar la Ley de la Gravitación Universal. Con este tipo de revistas nunca comprenderíamos las subidas y bajadas de las mareas en nuestros océanos. En el país del fútbol, donde casi todos recuerdan la gesta contra Malta, serían poquísimos los que reconocieran los Premios Nobel de ciencia que nos han otorgado, no es que hayan sido muchos, pero por lo menos más que copas Mundialistas. En este país vender ciencia es como querer venderle al político vasco, Javier Arzallus, copla española.

Nunca he entendido que haya gente que busque y guste más, del sensacionalismo, la fantasía, lo tremendo y la barbaridad, que disfrutar de comprender. El fenómeno OVNI supone todo un ejemplo de lo dicho anteriormente, pues la abreviatura OVNI, hoy día, ya es sinónimo de navegación extraterrestre aunque sí quiero exponer cuatro razonamientos con los que deducir que los seres extraterrestres aún están muy lejos:

1- El Senado Norteamericano abortó, al cabo de ocho años, el interesante pero costosísimo proyecto SETI (Búsqueda de señal inteligente en cualquier tipo de radioonda procedente del espacio exterior), por quedar presupuestariamente inviable. Se supone que los señores senadores antes de haber aprobado este presupuesto, hace unos doce años, eran sabedores de que no hay visitas extraterrestres.

2- Desde los Observatorios profesionales y aficionados realizan muchas fotografías de objetos celestes y de grandes campos estelares con distintos tiempos de exposición y en las que nunca aparecen naves extraterrestres.

3- Los fraudes, camelos y bromas que se han mantenido durante años, como el famoso accidente de un platillo volante con su tripulación en Roswell (Nuevo México), así como los curiosos dibujos geométricos aparecidos en la campiña inglesa y realizados por algunos agricultores la noche anterior. Existen y existirán testigos que dicen ver extraterrestres y sus naves o el sentirse abducidos, pero nunca aparecen ni quedan pruebas de estas supuestas manifestaciones. No existe criterio científico.

4- La ignorancia en el observador, pues la astronomía y los movimientos celestes son bastantes desconocidos para la mayoría de la gente, ya que todo lo que ven en el cielo y no entienden, ya lo consideran como Objetos Voladores No Identificados. Ejemplos hay muchos: la Luna iluminada solo un 10 sobre el horizonte, el planeta Venus o Júpiter en oposición, conjunciones planetarias, meteoritos y bólidos ardiendo al entrar en la atmósfera y a veces con trayectorias muy caprichosas, globos sonda para la meteorología y también algún Objeto Volante No Identificado, pero el hecho de no tenerlo identificado no debía ser sinónimo de nave extraterrestre, pues con bastante frecuencia los países que desarrollan tecnología puntera en aviación de combate (EEUU, Francia y Inglaterra) suelen probar su efectividad e insonoridad en espacios y radares ajenos (1).

Existen otros factores, pero estos ya pertenecen al terreno psicológico pues el miedo y la inseguridad cuando van unidas a la ignorancia, desborda la imaginación del horno fabulis en plena nocturnidad. Sin embargo el horno astronomis siempre peca de racional, se siente más libre, comprende más la naturaleza en la oscuridad de la noche, pues cuando está de observación en el campo y oye algún ruido piensa que será un conejo o un zorro y si oye una gran sacudida, porque no un meteorito.

Quien mejor definió lo que es la Ciencia, fue el filosofo y científico griego Aristóteles (384-322 a C.), "La Ciencia es como un cuadro que lo vamos ensanchando cada vez que metemos dentro lo que de la naturaleza se consigue comprobar empíricamente y deducir racionalmente. Lo que podemos repetir en el laboratorio y lo que es admisible en el lenguaje matemático". Pero tenemos que recordar con cierta humildad que hemos tardado muchos siglos en explicar matemática y astronómicamente el fenómeno de las subidas y bajadas de las mareas. Antes de A. Einstein este fenómeno estuvo fuera del cuadro de la Ciencia y no por ello dejaron de producirse el movimiento de las mareas dos veces al día. Einstein afirmó en 1910 que la gravedad deformaba la geometría del espacio, ya que la no despreciable masa de la Luna consigue deformar y abombar nuestro planeta en las capas fluidas más externas (océanos y atmósfera) en su dirección a la Luna y la opuesta.

Pues no todo lo que se encuentra fuera del cuadro de la Ciencia es sinónimo de inexistencia o ficción, puede que el científico no encuentre el camino correcto hacia el "Eureka".

Pero no confundamos, las subidas de las mareas eran algo constatado por todas las personas. Los platillos volantes y otras levitaciones solo están en la visión fantástica del homo fabulis, pero no es un problema de su retina, más bien el problema esté en el interior de su cerebro. El horno astronomis gusta más en ver y entender cualquier fenómeno de la naturaleza.

Quiero terminar con una anécdota histórica bastante real sobre el pastor protestante y matemático Johannes Kepler, reconocido como la única persona en la que si influyeron la posición de los astros en su vida sentimental, pues fue tal su obsesión por entender (con éxito) el movimiento de los planetas alrededor del Sol que llegó a olvidar su relación matrimonial.

Seamos consecuentes, de qué habría servido tanta evolución en el sistema nervioso del horno sapiens, el más desarrollado de todas las especies, para que nuestra libertad, voluntad, conciencia, emociones y sentimientos queden condicionados por la situación de unos planetas y estrellas situadas éstas años luz de nosotros.

El destino no lo tenemos escrito en las manos, ni en el tarot, ni en el poso del café (es una cuestión del filtro). De lo que sembramos, tenemos.
Por último, para los que opinan que la Ciencia es fría, sobria y ijada poética, aquí quedan algunos ejemplos:

"Todos los átomos pesados de nuestro cuerpo se generaron con el fallecimiento de una estrella". Luis Ruiz de Gopegui

"Hemos contemplado y amado con demasiado fervor a las estrellas para temer a la noche". Epitafio en la lápida mortuoria de dos astrónomos aficionados y con mucha carga poética.

"Vemos azul el cielo no por reflejo de los mares y los océanos, sino que más bien, estos son azules por reflejarse el cielo. ¿Por qué vemos azul el cielo?". Javier Armentia, director del planetario de Pamplona.

"Si alrededor de Alpha Ursae Minoris (aprox 610 años luz) hubiese un planeta con civilización inteligente y maestros en la construcción de telescopios ópticos de mucha resolución. Cuando observasen ahora la superficie de nuestra Tierra, verían la batalla de Kosovo, pero no el actual conflicto OTAN-Serbia, sino la invasión por el Imperio otomano en 1389. No os asustéis, son cosas de la física. la naturaleza de la luz y las leyes de la Relatividad Especial, pues en este Universo no existe solamente una realidad, todo depende donde este situado el observador La mecánica del universo es así. Pero nuestro pequeño mundo no es así de intolerante, codicioso y batallador sino que nosotros lo hacemos así." (sin comentarios)

(1) La Ciencia nunca es ni será la responsable de la creación de armamento o los desmanes en la manipulación genética, mas bien son responsabilidad de la política, la codicia y la ambición del Hombre.