Fin de semana en la Tinença de Benifassa (Castellón)

Por Angel Ferrer.

Cerca de 20 socios nos desplazamos a la comarca de la Tinença de Benifassa el fin de semana del 27 al 29 de Junio. Está situada al Norte de la provincia de Castellón. Es una comarca muy poco poblada, con paisajes y bosques maravillosos. La polución lumínica es muy escasa. Escogimos unas noches sin luna y una época en que suele estar despejado. Allá que nos fuimos con nuestros prismáticos y telescopios. Después de 3 horas de camino llegamos al albergue. El camino no es malo, casi todo autopista excepto los últimos 40 km que son de carretera comarcal con bastantes curvas, poco señalizados y con escaso tráfico. La mayoría llegamos a cenar, excepto 1 coche con 4 personas que llegaron un poco después.

La primera noche estaba totalmente nublado. Como es habitual, las noches previas habían sido maravillosas según la encargada del albergue.

Al día siguiente, excursión campestre.

Las habilidades personales florecieron: Marcelino encontró fósiles en la misma puerta del albergue y miles por el camino; a Amparo le acosaban la orquídeas silvestres, eso si, un poco marchitas; Palmira no paró hasta encontrar frutos silvestres que llevarse al gaznate y halló unas pocas fresas, que como es habitual compartió con su hija; los niños y niñas no dejaron coleóptero, hemíptero, himenóptero, díptero o lepidóptero sano a su paso; Merche, Paco y Angel con sus cámaras digitales fotografiaban cualquier cosa viviente o inerte (parecíamos japoneses); Ximo nos informaba a cada paso (tomadlo al pie de la letra) de nuestra situación geográfica, latitud, longitud, altura, velocidad, ... gracias a su flamante GPS (hasta que se le acabaron las pilas); Joan nos agradó la excursión con algún chiste;... bueno y así trascurrió la mañana.

Cogimos los coches hasta comer en un restaurante situado cerca del pueblo de Fredes. Sencillamente un 10 en relación calidad precio. Sin contar con el maravilloso paisaje y la óptima compañía. Por la tarde siesta campestre y paseo por la montaña.

La noche no prometía ser espectacular. Nuestros peores augurios se cumplieron. Había muy mala visibilidad. Para colmo las luces de la iglesia molestaban más de lo previsto. Aun así montamos los telescopios, nos hicimos unas cuantas fotos y para nuestra sorpresa, el cielo se fue despejando hasta poder ver prácticamente todas las constelaciones. Hicimos un repaso a simple vista que no está nada mal. Con los telescopios buscamos a M 4 (el cúmulo globular próximo a Antares) y M57 (la nebulosa anular de la Lira) y alguna doble pero no merecía la pena pues la visión no era mucho mejor que la que tenemos en Gandía.

Al día siguiente emprendimos el regreso, deteniéndonos en el pantano de Ulldecona. Hicimos una excursión por sus proximidades y comimos a pie de presa en un restaurante donde una máquina estuvo erogando un magnífico café.

Un fin de semana que aunque no fue muy astronómico nos lo pasamos bien y con deseos de repetirlo.