Cena de la Agrupación.

El 16 de Junio de 2001 nos reunimos como despedida del curso hasta pasado el verano. El lugar elegido fue el restaurante de la Playa de Bellreguard. Por las imagenes podeis daros cuenta lo agradable de la velada.

El mar y las estrellas:

Historia de la navegación astronómica.

Por Juan Fabregat

Catedrático de Astronomía

Universidad de Valencia

 

Desde el inicio de la historia el arte de la navegación ha estado estrechamente vinculado al desarrollo y diseminación de la cultura. Nuestra civilización se inició en las orillas orientales del Mediterráneo, y se expandió por el Mare Nostrum gracias a los primeros marinos fenicios y griegos, cuyo testigo recogieron portugueses y españoles veinte siglos más tarde para extenderla por todo el mundo. Desde tiempos de Cristóbal Colón se sabe bien que la riqueza de un país depende de su dominio del mar, y en efecto desde entonces hasta principios del siglo XX la hegemonía de países e imperios se ha ido sucediendo en función de su control sobre las rutas marinas.

UUn elemento crucial para el dominio de la navegación es la orientación en alta mar, sin la cual los navíos no pueden ceñirse a las rutas establecidas. Desde siempre, y hasta el muy reciente advenimiento del sistema de posicionamiento global por satélite ("Global Positioning System", GPS), los navegantes han determinado su situación a partir de las posiciones de los astros en el cielo, de forma que navegación y astronomía han avanzado estrechamente unidas. Durante los siglos XVII y XVIII, cuando los países europeos competían por el dominio del mar, los retos de la navegación oceánica estimularon el interés de los gobiernos por fomentar el avance de la Astronomía. Los grandes observatorios nacionales, como el de París, Greenwich, Berlín, o el de la marina española en San Fernando, Cádiz, fueron creados con la misión de proporcionar a los navegantes las herramientas astronómicas más avanzadas que les permitieran la navegación más segura y precisa.

También describiremos el proceso histórico que, a lo largo de casi tres siglos, permitió pasar del “arte de navegar”, que dependía tanto de los conocimientos como de la experiencia e intuición del piloto, a la “navegación científica”, que incorporaba técnicas precisas para la determinación exacta de la posición del navío en el mar abierto.